jueves, 6 de noviembre de 2008

S.U.E. 2008: Kaiser Chiefs, The Mars Volta y R.E.M.

3 de Noviembre, Arena Movistar Santiago




Los festivales musicales son una oportunidad de ver y escuchar a bandas diversas en un mismo momento; conocer propuestas que tal vez no iríamos a ver en otras circunstancias. A veces se tiene buenos descubrimientos que pasan a ser parte de nuestras preferencias. Esa es una de las ventajas de espectáculos como el S.U.E. (Santiago Urbano Electrónico).

La versión del año 2008 se dividió en dos días, en los que en ambos tocaba como plato de fondo la banda norteamerica R.E.M. Nos centraremos en la primera jornada, en la que tocaron además la agrupación británia Kaiser Chiefs, seguida por The Mars Volta.



Kaiser Chiefs: Un buen comienzo

Kaiser Chiefs abrió cuando aún no había mucha gente. Pese a ello y a que son un grupo relativamente nuevo (formados en 1997, pero con su álbum debut en 2005), elevaron los ánimos de los que se encontraban. Si bien el vocalista Ricky Wilson no posee una gran voz, tiene un desplante escénico que energiza la puesta en escena. En un momento corrió intempestivamente hacia un puesto con refrescos en medio de la cancha, se subió al bar, abrió y se echó encima una cerveza. Tan rápido como llegó, volvió corriendo al escenario y gritó "We are The Kaiser Chiefs!", lo que le valió la mayor aprobación del público.


Es necesario destacar también al baterista, Nick Hodgson, quien posee fuerza y presición en las baquetas, llenando y ampliando el registro de las canciones. Sin duda un aporte para la banda y el espectáculo en general.

Con buen fiato y una impecable puesta en escena, fue un buen comienzo para la jornada.


The Mars Volta: Una oportunidad desaprovechada





Poco después salió a escena la banda americana (y lo digo así, pues tiene mexicanos, puertorriqueños y haitianos entre sus integrantes) The Mars Volta, agrupación esperada por gran parte de los presentes y, por qué no decirlos, por este servidor. Ya habían estado en el S.U.E. en una versión anterior, poco después de haber publicado De-loused in the Comatorium, y la recepción fue bastante fría. Ah0ra era la oportunidad de remediar esa incomprensión.



La agrupación liderada por Omar Rodríguez-López (guitarra) y Cedric Bixler-Zavala (v0z) apareció en toda su extensión, 9 músicos en total, con una introducción musical de Ennio Morricone sacada de Por un puñado de dólares más. Después de eso vino una canción de casi 30 minutos. Los matices rítmicos y tímbricos de una agrupación con tantos integrantes, así como el virtuosismo de Rodríguez-López y del baterista Thomas Pridgen, se vieron opacados por la saturación de sonido que hubo en el estadio. Con ello, las largas canciones que presentaron (la agrupación suele hacer improvisaciones sobre los temas) fueron recibidas tibiamente. Muchos de los que esperaban a R.E.M. prefirieron tomarse un descanso e ir al baño o comprar algo en los kioskos dispuestos en los pasillos de la "Arena".


Toda la energía dispuesta en escena no pudo ser bien recepcionada. La música estaba para ser escuchada más en solitario que un espectáculo masivo. Además, hay que tener en cuenta que una parte importante de los espectadores que allí se encontraban suelen escuchar otro tipo de música, menos experimental y más cercano al formato pop de canciones cortas.


Cuando terminó su presentación, la agrupación salió empujando los equipos y botando el micrófono, señal de que se sintió la poca comunicación y el mal sonido. Lamentablemente este tipo de escenario no los favoreció y se debería pensar en un concierto dedicado solamente a ellos en donde el sonido y el público los acompañara.


R.E.M.: La vigencia de un clásico del Rock




El plato fuerte para muchos de los asistentes. Apenas salieron todo el mundo se puso eufórico. Llegaban a Chile como parte del Accelerate Tour 2008 y serían quienes le dieran continuidad a las dos fechas del S.U.E. En esta ocasión se acompañaban en la batería de Bill Rieflin, quien ha trabajado mayormente con bandas industriales como Ministry y que el año 2007 colaboró junto con Robert Fripp y Trey Gunn en el álbum The Repercussions of Angelic Behavior (Agradecimiento a Mario Cabrera por el dato).





A medida que avanzaba la primera canción, la pantalla del escenario generaba un muy buen complemento tomando imágenes captadas por las cámaras y procesadas para dar la impresión casi como si fuera un video clip envasado. Esto fue un gran aporte, pues permitió una gran interacción con el público, con vistas del público, mensajes en español, etc. Pese a que los primeros temas eran los más nuevos, su potencia y la receptividad del público hizo que funcionaran perfectamente. Desde el comienzo y hasta el final del concierto, Michael Stipe supo manejar el escenario a su antojo.





Los mejores momentos se vivieron cuando tocaron sus temas clásicos. "Losing my religion", "Everybody hurts", "Man on the Moon", "The one I love" hicieron que el público sintiera que aquella noche era especial. Sobre todo cuando Michael Stipe se paseó por la cancha cantando. La conección entre la banda y los asistentes fue sobresaliente.





Uno de los puntos particulares del concierto fue la mención a Barak Obama, pues al día siguiente serían las elecciones en EE.UU. Sorprendieron al público al decir que ese sería su último concierto... pero de la era Bush. Mostraron imágenes del Obama dándole su apoyo para un mejor futuro, dejando en claro que la música, si bien no tiene por qué ser un panfleto, no puede estar alejada del mundo.





Terminaron la noche con un bis precedido por imágenes en la pantalla que incitaba a los asistentes a vitorear la vuelta al escenario. Sin duda, R.E.M. supo sacarle provecho a la tecnología y al arrastre entre sus fans, que tanto tiempo habían esperado un concierto en Chile. No se trató sólo de un acto de justicia por los años sin venir, sino de una gran puesta en escena de una de las mejores bandas en su género que pudo pasar este año por el país.

lunes, 6 de octubre de 2008

Nine Inch Nails en Chile




El día en que Nine Inch Nails tocó en Chile fue para mí la culminación de todo un ciclo vital. Chile es un país isla. En la mayor parte de su superficie, la única conexión con el mundo es el océano. Nada llega sin mucho esfuerzo. Es por eso que quienes disfrutamos de grupos con una audiencia escasa al lado de artistas más masivos, nos acostumbramos a tener que esperar por años a que vengan y gastar todos nuestros ahorros en una entrada que pensamos será la única posibilidad que tengamos para verlos. Esta no fue la excepción.

El "Arena Santiago" es un recinto "a lo gringo". Me sentí muy burgués al entrar acompañado de una señorita que nos dejó en el asiento mismo que había comprado eligiendo mi asiento en una pantalla, algo muy alejado de los recitales en locales a medio caerse y en el que un baño bueno es un lujo.

Antes del concierto tocó una banda chilena, cuyo nombre no retengo, con una gran influencia de Rammstein. No tenían batería, y el peso de lo rítmico se lo llevaba el teclado con las pistas pregrabadas. Un grupo con un sólido sonido, pero que está encerrado en la música "de género". Demasiado deudores del metal industrial, las canciones no logran diferenciarse y puede llegar a ser monótono, pese a que se incita más bien al movimiento. Incluso la versión que hicieron de "El derecho de vivir en paz" de Víctor Jara pudo ser la versión de cualquier otra canción de cualquiero otro cantante de cualquier otro estilo, porque todo se redujo a un riff más o menos constante muy parecido a las canciones anteriores. De todoso modos, se trata de una banda potente y con un buen show en vivo que si maduran más su música puede ofrecernos muchas más cosas.

Nine Inch Nails salió al ruedo a la hora. Con una precisión mecánica comenzó un show electrizante. Si bien los años de espera pudieron contribuir a la ansiedad de verlos tocar, es innegable que la propuesta escénica de la banda es algo que es necesario experimentar.

Una de las cosas que se le pueden criticar al llamado "rock industrial" es precisamente lo que lo caracteriza: su apoyo en elementos electrónicos muchas veces pregrabados. Sin embargo, NIN está lejos de ser una banda que se accione con un botón. Enérgicos y energéticos hicieron un concierto cargado de fuerza en vivo, de un sonido y estética cuidadísimas. Empezaron con el par 999.999 y 1.000.000 del disco The Slip.





Las canciones que tocaron en total fueron.

- 999,999
- 1,000,000
- Letting You
- Discipline
- March of the Pigs
- Piggy
- The Frail
- The Wretched
- Head Down
- Closer
- Gave Up
- Corona Radiata
- The Warning
- Vessel
- Pinion
- Wish
- Terrible Lie
- Survivalism
- The Big Come Down
- 31 Ghosts IV
- Only **
- The Hand That Feeds
- Head Like a Hole
- Echoplex
- Reptile
- God Given
- Hurt
- In This Twilight
- Zero sum


Puesta en escena: La tecnología al servicio de la música


Si en algo se caracteriza el rock industrial es en el uso de máquinas electrónicas. Secuencias, sintentizadores, entre otros artefactos, hacen de la canción un campo de experimentación de sonidos que de otra manera no podrían ser efectuados. Es la consecuencia lógica de una época tecnologizada, pero que a diferencia de otros estilos igual de dependientes de los implementos tecnológicos como el dance electrónico, existe una visión mucho más conciente de lo que significa estos avances en el ámbito musical, pues se escenifican.

Si la música de Nine Inch Nails aprovecha la tecnología para generar los sonidos que la caracterizan, sino que sus letras abordan muchas veces el rol de la tecnología en la forma de ver que tenemos del mundo. Por ejemplo, en "Gave Up" de hace alusión al cuerpo humano como una máquina.



La presentación de Nine Inch Nails sigue la misma lógica de escenificación tecnológica. Al principio sólo se veía a la banda sin ningún otro aparataje que los equipos musicales que normalmente usan. De pronto, luces, formas y colores variados comenzaron a verse no sólo detrás, sino delante de ellos. Una de las cosas que se robó la película en el concierto fue el uso de una pantalla no rígida compuesta de una malla con paneles. Una delante y otra detrás de ellos generaba imágenes tridimensionales que en algunos casos envolvían al grupo.

En el siguiente video podrán ver de lo que les hablo:






La música de Nine Inch Nails y la crítica social

Cabe mencionar que Trent Reznor ha adherido a la política de "abrir" los derechos de autor, mediante "Creative Commons", difundiendo parte de su material en la página oficial del grupo en internet (www.nin.com). Este es un claro gesto político de crítica al sistema social que explica las temáticas de sus últimas producciones y la puesta en escena de esta gira.

Trent Reznor habló poco en el escenario, pero una de sus intervenciones fue pidiendo disculpas por su presidente. Acto seguido tocaron "The Hand That Feeds", acompañando el tema con imágenes de George Bush y Dick Cheney.



Esta función crítica de la música de NIN estuvo presente en varios momentos. Después de un intermedio, una cruz formada en el cañon de una pistola fue la imagen con la que comenzó la segunda parte del concierto, en clara alusión a los conflictos bélicos y sociales que han ocurrido por posiciones religiosamente conservadoras. Téngase en cuenta que no es una crítica a LA relgión, pues no se trata de una respuesta a la violencia a posiciones extremistas del Corán, sino más bien a las corrientes ultraconservadoras del cristianismo norteamericano que han sustentado política y, en algunos casos, económicamente, el gobierno de Bush.



En la alabanza tecnológica de NIN existe una conciencia del peligro de la máquina sin espíritu. El mundo actual aparece como negativo y el sujeto pasa por estados que van de la desesperanza a la ira, en ese movimiento de calma y tensión que se expresa en las mismas canciones del grupo.

Particularmente ambigua fue la imagen que acompañó el tema final, "Zero Sum": una industria vista desde lejos y llamas alrededor. No podía apreciarse si el daño correspondía a lo que la industria hacía al entorno o por un bombardeo que tenía como blanco la industria. Tanto la lectura "ecologista" como la "antibélica" son iguales de críticas ante lo que la humanidad le está haciendo a su entorno y a sí misma.


Poco a poco la música se va relajando y los músicos van saliendo uno a uno del escenario despidiéndose del público. Reznor se queda solo en el escenario tocando el teclado y la última luz lo despide de este memorable concierto.




Si quieres bajar este concierto: http://www.demonoid.com/files/details/1646251/3590917/

Para bajar el album "The Slip": http://theslip.nin.com/



Agradecimientos: A Nidia Lizama, por tomar casi todas las fotos que aparecen en este artículo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Declaración de Intenciones

Hay tantas cosas en el mundo y somos sólo uno. Si un hombre fuera sólo una acción, nos perderíamos en la inercia de un único impulso. Habremos llegado quizás en el primer paso y flotaríamos perpetuamente en ningún lado. Hay tantas cosas dando vueltas a nuestro alrededor: noticias, descubrimientos, nuevas teorías, nuevas comidas, personas, libros, enfermedades, flores, etc. El mundo se abre como un sol y hay quienes se conforman con levantarse en las mañanas al trabajo y dormir por las noches para descansar hasta que el cuerpo vencido por la edad pide su cuota de silencio.

Lo que más me interesa es la literatura. Me dedico a ella y vivo de ella. Pero no se puede ser un hombre unidimensional. Abro este espacio para discutir sobre otro de mis grandes amores: la música.

No se trata sólo de "este grupo me gusta mucho" o "no me gusta nada", ni tampoco de "me gusta la modalidad lidia más que la frigia". Sencillamente pensemos en esto: la música es un lenguaje, una forma de acercarnos. Poder comunicarnos, con un cuento, un poema, una canción, una balada, todo nos sirve para poder comunicarnos, abrirnos al mundo más allá de nuestra piel. Es eso y no otra cosa la que me ha motivado a esto.

Habrá en este espacio muchas cosas, por lo menos esa es la idea. No prometo nada, porque todo está por hacerse.