Hace unos años, cuando Soundgarden, la banda anterior de Chris Cornell, publicó el álbum
Superunknow, paradojalmente adquirieron fama mundial y sus leales seguidores de los comienzos de la agrupación quemaron el disco públicamente en la plaza de Seattle de donde sacaron el nombre, defraudados por el giro masivo que había tomado la banda. Algo así estaríamos tentados a hacer con la nueva placa de Chris Cornell como solista.
Seamos justos. Cornell no es Soundgarden. No tendríamos por qué exigirle que hiciera discos como los de la banda, ni tampoco tendríamos que adherirnos a la vieja máxima de los rockeros más duros que igualan "comercial" con "malo". Los últimos dos discos de Soundgarden,
Superunknown y
Down on the Upside confirman que no necesariamente ambos conceptos son opuestos. Pero en pos de la masividad, Cornell ha abandonado lo que sus seguidores más antiguos pueden exigirle: sinceridad.
Scream es un disco por el tal vez más solicitado y exitoso productor: Timbaland. Eso lo dice todo. Chris Cornell ahora está entrelos "Chicos Timbaland" como Janet Jackson, Justin Timberlake, Madonna y Nelly Furtado, entre otros. Y así suena. Beats más cercanos al hip-hop y
loops que lo acercan al dance, hacen de este disco una sorpresa, de esas malas, para sus seguidores.
Es verdad que si tenemos en cuenta la participación de Cornell en la banda sonora de la película
Casino Royale (2006) con la canción "You know my name", su movida hacia lo "comercial" no tendría que extrañarnos. De hecho, su primer disco solista,
Euphoria Morning (1999), señalaba un camino hacia un sonido mucho más masivo que Soundgarden. Pero tampoco hay que olvidar que en la banda sonora de la película
Singles (1992) colaboró como solista con "Seasons", una gran canción en la que se acompañaba sólo de una guitarra. Es esa tal vez la faceta más interesante de Cornell, la que podemos apreciar también en sus sesiones acústicas, como la registrada en
Unplugged in Sweden (2006)Scream es sólo una colección de canciones efectistas, muy producidas, pero tambén muy desechables que no hacen mérito con el talento que Cornell tiene. Si escuchan el final de "Climbing the walls" o la canción "Two drink minimum" podrán entender lo que les digo.
Estas canciones pudieron haber sonado muy diferente y mejor. Cabe preguntarse si en vivo podrán sonar como debieron ser desde un principio.
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